Cuando se piensa en Sefarad, el nombre hebreo de la Península Ibérica, suelen venir a la mente ciudades como Toledo, Córdoba o Girona, con sus emblemáticos barrios judíos. Sin embargo, existen muchas otras juderías menos conocidas que albergan auténticos tesoros ocultos y una historia fascinante, esperando ser redescubiertas por viajeros curiosos y amantes del patrimonio.
Joyas arqueológicas bajo las calles de Toledo
Toledo es sinónimo de historia judía, pero incluso en su célebre judería aún quedan secretos por desvelar. Recientemente, durante unas obras en el corazón del barrio judío, se halló un tesoro oculto: más de 200 piezas de vidrio pertenecientes a un antiguo telar de seda, junto a vasijas, copas y lámparas de una vajilla doméstica de lujo. Estos objetos, cuidadosamente escondidos por una familia sefardí a finales del siglo XV, narran el drama de la expulsión y la riqueza de la vida cotidiana sefardí. Los hallazgos arqueológicos nos permiten imaginar la sofisticación de los oficios y la importancia del textil en la comunidad judía toledana.
Estella-Lizarra: el legado navarro
En Navarra, Estella-Lizarra sorprende por la huella de su judería, que llegó a ser la tercera más importante del reino. Aunque la antigua sinagoga ha desaparecido, pasear por la “Rúa de las Tiendas” permite intuir la vitalidad de los comerciantes judíos medievales. La Judería Nueva, junto al castillo de Belmecher, y los vestigios de la vida hebrea son hoy parte del atractivo histórico de la ciudad.
Lorca: la sinagoga bajo el castillo
En la Región de Murcia, la judería de Lorca permaneció siglos oculta bajo el Castillo. Las excavaciones han sacado a la luz casas, candiles rituales y más de 2.000 fragmentos de vidrio de lámparas halladas en la sinagoga, testimonio de una comunidad activa y devota. El Museo Arqueológico Municipal conserva estos hallazgos, que permiten reconstruir la vida judía en el sureste peninsular.
Monforte de Lemos: convivencia y símbolos
En Galicia, Monforte de Lemos destaca porque, a diferencia de otras ciudades, no tuvo un barrio exclusivamente judío: los sefardíes compartieron espacio con cristianos. Aún hoy pueden verse estrellas de David talladas en piedra y la casa de los Gaibor, una de las familias judías más relevantes de la ciudad.
Sagunto: trazado intacto y baños rituales
Sagunto, en Valencia, conserva el trazado de su judería prácticamente igual que en época sefardí. El “Portalet de la Judería” es el punto de partida para recorrer calles históricas y visitar la Casa dels Berenguer, donde se hallaron vestigios del mikvé, el baño ritual judío, y un cementerio visitable, testimonios de la vida y costumbres de la comunidad.
La Garrotxa y Besalú: el miqvé medieval
En la comarca de La Garrotxa, el pueblo de Besalú alberga uno de los pocos miqvés medievales conservados en Europa, un baño de purificación del siglo XII. Su laberinto de calles y la antigua sinagoga evocan la prosperidad y la espiritualidad de la comunidad judía en la Cataluña medieval.
Jaén: la judería casi olvidada
Jaén, con su judería en el barrio de Santa Cruz, es una joya patrimonial casi desconocida. Más de 300 familias llegaron a habitarla, contando con sinagoga, baño ritual y comercios propios. La casa de los Ibn Shaprut es uno de los lugares emblemáticos que recuerdan la importancia de la comunidad judía en la ciudad, encrucijada de culturas y civilizaciones.
El valor de lo oculto
Las juderías más desconocidas de Sefarad son auténticos tesoros ocultos que nos permiten comprender la diversidad y riqueza de la vida judía en la península. Ya sea a través de hallazgos arqueológicos, símbolos grabados en la piedra o la memoria de sus calles, estos lugares invitan a redescubrir un pasado fascinante y a valorar el legado sefardí en toda su amplitud.
Explorar estos barrios es viajar en el tiempo, dejarse sorprender por historias silenciadas y contribuir a la preservación de una herencia que sigue viva en la cultura y la memoria de Sefarad.